Realiza las lecturas y responde los test de comprensión e ubicados en los vínculos.
Actividad 1
BORGES Y YO
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Jorge Luis Borges Recuperado de: Southern Cross Review |
demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de
Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un
diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo
XVIII, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero
de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar
que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su
literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas
páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es
de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy
destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el
otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de
falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser;
la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no
en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos
otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y
pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con el infinito, pero esos
juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y
todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.
(Jorge Luis Borges, Narraciones, Bogotá, Oveja Negra, 1983, págs. 155-156)
Actividad de comprensión lectora
Actividad 2
DESEO, ATRACCIÓN Y VÍNCULO.
CIENTÍFICOS ANALIZAN COMPONENTES DEL AMOR. SEATTLE (Agencia AP).
Deseo, atracción y vínculo, las tres emociones del amor romántico, están siendo
diseccionadas por psicólogos, neurólogos y antropólogos que creen que es posible
estudiar científicamente en humanos este fenómeno que lleva a la reproducción, algo
crucial en cualquier especie. Lo que han encontrado muestra cómo la evolución dio lugar
a unos comportamientos ahora universales que juegan a favor de, aunque no determinan,
la existencia de uniones monógamas sucesivas. El amor y el futuro del matrimonio en el
siglo XXI fueron analizados en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el
Avance de la Ciencia (AAAS) que se ha celebrado en Seattle.
Los seres humanos, como los demás mamíferos, exhiben tres emociones primarias: el
deseo sexual, la atracción preferente por una determinada pareja sexual y la relación
afectiva o vínculo, señala la antropóloga Helen Fisher, y la secuencia lógica de éstas es el
enamoramiento y la formación de una pareja estable. El deseo sexual lleva a buscar una
pareja, la atracción sexual a elegir una y a esforzarse por lograrla, y el vínculo permite
permanecer unido a ella durante el tiempo necesario para criar hijos.
Y bajo todas estas emociones existen unas bases biológicas, neuronales, que se traducen
en la producción de determinados compuestos químicos, muchos de ellos desconocidos.
Sin embargo, en los humanos, las tres emociones se pueden dar al mismo tiempo.
Pero, yendo un poco más allá, Fisher se está centrando en una de las etapas, la de la
atracción. Aunque ya se conocen algunos de los fenómenos típicos .pensamientos
constantes sobre la otra persona, sensación de euforia, dependencia emocional. ahora va
a investigar cómo varían las experiencias de atracción romántica en hombres y mujeres y
las posibles explicaciones evolutivas. Y, mientras tanto, en colaboración con científicos
del Albert Einstein College of Medicine, ha empezado a reunir imágenes por
resonancia magnética de los cerebros de personas enamoradas para estudiar las áreas
que se activan.
(Periódico "El Nacional", Caracas, Domingo, 23 de febrero de 1997)
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